Tenemos un sentido de vida, un propósito por el cual vivir, hay momentos en que sentimos que perdemos el norte, pero este es nuestro norte, por y para esto existimos, es el supremo llamamiento que Dios no ha hecho y vamos a vivir y morir por el.
La Gran Comisión está expresada en cada uno de los evangelios, y cada uno de ellos nos muestra una diferente faceta del supremo llamamiento de Jesús a sus discípulos, este es un compendio, que busca unificar las palabras de Nuestro Salvador.
¿Quien nos envía?
Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el hombre que murió crucificado en Jerusalén después de cumplir toda la ley de Dios y recibió todo el poder y la autoridad en el universo y como en los cielos.
¿A que somos enviados?
¿A quienes somos enviados?
A todas las personas de la tierra.
¿Cuál es nuestro mensaje?
Cristo crucificado y resucitado
¿Cómo lo haremos?
Predicando el arrepentimiento y perdón de pecados en el nombre de Jesús
Bautizándolos en agua y Espíritu en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Cuidando de ellos, aconsejando, alimentándolos y guiándolos como pastores
Enseñándoles a guardar todos los mandamientos de Jesús
¿Qué recursos nos han sido dados?
Su amor
Su autoridad
Su palabra
Su Espíritu
Su presencia en todo tiempo y lugar
Nuestro testimonio
Nuestra vida
¿Qué resultados obtendremos?
El que crea será salvo y el que no crea será condenado
Daremos gloria a Dios
Echaremos fuera demonios
Hablaremos nuevas lenguas
Inmunidad al peligro
Poder sobre la enfermedad
Jesús nos dijo:
He recibido toda la autoridad, por esto les mando que vayan y prediquen mi evangelio a todas las personas, hagan discípulos míos en todos los pueblos, pastoréenlos y sean mis testigos, glorifiquen a Dios aun con sus vidas y síganme, en el lugar donde viven, en su pueblo, en su nación y hasta el ultimo rincón de la tierra.
Esto lo harán, predicando el arrepentimiento y perdón de pecados por el sufrimiento, la muerte y resurrección de Cristo, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todos mis mandamientos y el que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado.
Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Hagan estas cosas por amor a Mi y a las personas, con el poder del Espíritu Santo, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
Que así sea.
Jesús se acercó y les habló diciendo:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén.
Y les dijo:
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
(Hechos de los Apóstoles es la continuación del Evangelio escrito por Lucas)
Les dijo:
No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?
Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?
Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: ¿Me quieres?, y le respondió:
Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo:
Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.