Existe gente especial, personas en cuya presencia es difícil estar impasible, te ponen nervioso, al conversar con ellos comienzas a darte cuenta de tus propios defectos, sin una sola palabra hacen que Cristo sea más real, parecieran estar rodeados de una energía especial, una atmosfera especial donde todo parece ser posible, es lo que ahora llaman unción, esto es el resultado del nivel de adoración de esa persona, el resultado de vivir en su presencia, de la comunión continua con Dios, y si debemos empezar a ser diligentes es en vivir una comunión continua con Dios, esto transformará nuestra forma de actuar en todas las áreas de nuestra vida.
Esdras 7:17 Por tanto con diligencia comprarás con esta plata becerros, carneros, corderos, y sus presentes y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios que está en Jerusalén.
Tenemos que tener claro que Dios no necesita nuestra adoración, no tiene un problema de ego, no precisa de nuestra reverencia para ser Dios, Él ya Es, Siempre ha Sido y Siempre Será; nuestra verdadera adoración consiste en reconocer y actuar conforme a que es El y quienes somos nosotros.
Por ejemplo, si se juega un hipotético partido de futbol entre el Barcelona de España y el Independiente del Valle, el técnico del Independiente estaría loco si no considerara en su plan la extraordinaria habilidad de Leonel Messi, y si simplemente lo ignora, no lo respeta, no reconoce el talento de este jugador y de todo el equipo, se dispone a recibir la mayor goleada de su vida, sería una locura que un técnico cualquiera de futbol en todo el planeta actuara de esta manera, posiblemente le faltaría un tornillo, sufriría de delirios de grandeza, o sería un ignorante total que no sabe nada de futbol, tal vez tendría problemas con su orgullo o de negación por una autoestima mínima y la envidia lo haría dejar a un lado la razón.
La misma cosa sucede con Dios, si no lo tomamos en cuenta cada instante de nuestra vida es simplemente una locura y nos exponemos a sufrir las consecuencias de nuestra locura, de nuestro orgullo, de nuestra negación, no consideramos realmente quien es Él. Cuando Dios nos manda a ser diligentes en la adoración es básicamente por nuestro bien, porque es el único camino que tenemos que nos llevará a un buen final, porque es actuar con cordura, porque es lo mínimo que podemos hacer considerando la realidad de quien es Él y quienes somos nosotros.
La historia de Obed es muy interesante, ejemplifica la transformación que resulta de estar en la presencia de Dios, para poner antecedentes resumiré la historia:
Cuando Dios rescató a la nación israelita de la esclavitud hizo un pacto con ellos al pie del monte Sinai e hizo que se construyera un arca, una especie de baúl de madera forrado en oro donde pondrían los israelitas algunos elementos del pacto y Dios pondría su presencia, sobre el arca habría un espacio un lugar vacio donde Dios mismo estaría, escucharía, hablaría y se manifestaría con su pueblo.
David cuando fue rey reconoció el arca y quiso llevar la presencia de Dios a Jerusalén, la capital del reino, pero él no conocía las disposiciones que Dios había dado respecto a la manipulación del arca, así que la embarca en un carro y la lleva, halada por bueyes camino a Jerusalén, esto no era aceptable para Dios y en el momento en que uno de los que transportaba el arca toca el arca muere por la falta de respeto y obediencia. David se da cuenta lo poderoso y peligroso de la presencia de Dios y asusta, sabe que si persiste en su propósito él también podría morir y toda la nación, así que trata de huir, pero se da cuenta que también sería una gran falta dejar el arca en el camino así que la dirige a la casa más cercana, precisamente a la casa de Obed-edom.
1Cronicas 13:12-13 Y David temió a Dios aquel día, y dijo: “¿Cómo he de llevar a mi casa el Arca de Dios?” Y no trasladó David el Arca a su casa, a la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom, el geteo.
Ahora, imaginemos la situación, Obed, cuyo nombre significa Siervo de Edom, era una persona insignificante, ubicado en un valle, el valle de Get, posiblemente dedicado a la agricultura, ajeno al palacio, con poca cultura, oprimido y pobre, cuando en medio de su faena ve venir una gran multitud con el arca directo a su casa, todos los que llegan tienen un rostro desencajado por el temor, son personas importantes, se nota por su vestimenta, de entre ellos destaca un hombre por su autoridad, Obed y sus hijos se atemorizan cuando este hombre se acerca, alguien le da un codazo a Obed y le dice: -“Es David, el Rey de Israel”
Inmediatamente Obed se postra en el piso –“¿Qué puedo hacer por mi señor el rey?”
David le explica que el objeto de oro que viene en ese carro es el arca del misma presencia de Dios, que alguien murió por faltarle el respeto y que necesita un favor del pobre Obed, que él junto a sus hijos la descarguen del carro y la coloquen en el mejor lugar de su vivienda, que la custodien hasta que Dios disponga otra cosa.
Obed con temor obedece, junto a sus hijos descarga el arca en entro de la sala de su casa y allí se queda, David se va y Obed de repente tiene la misma presencia de Dios en medio de su vida y la de su familia.
Desde ese día en adelante la casa de Obed fue transformada por la presencia de Dios; me imagino a toda la familia cada mañana, con gran temor postrarse ante la presencia de Dios, se terminaron las malas palabras bajo ese techo, el que pasaba por la sala lo hacía con muchísimo cuidado y respeto, quien se atrevería a gritar o maltratar a alguien frente a Dios mismo, el trabajo se realizaría con toda la diligencia y honra, si Obed tenía alguna aventura extramarital ese mismo día se termino, con la presencia de Dios bajo su casa ningún hijo se atrevería a faltarle el respeto a sus padres, nadie osaría estar desocupado, en fin la vida de Obed fue totalmente transformada, todo lo que hacía fue prosperado, sus cosechas fueron bendecidas, la presencia de Dios cambió la forma de trabajar de toda la familia, la excelencia, la santidad fueron el sello de todo lo que se hacia abajo el techo de Obed-edom, David regresa tres meses después por el arca, ahora si sabe cómo tratar en los términos de Dios y saca el arca de la sala de Obed.
Lo siguiente que sabemos es que los hijos de Obed fueron transformados de simples agricultores en varones que servían a Dios diligentemente, si alguna vez hubo pereza en sus vidas fue expulsada en todas la aéreas por la presencia de Dios.
1Cronicas 26:8 Todos estos de los hijos de Obed-edom; ellos y sus hijos y sus hermanos, fueron varones valientes y esforzados para el ministerio; sesenta y dos, de Obed-edom.
Esto se aplica a todas las áreas de nuestra vida y es la manera más poderosa de ser librados de nuestra pereza, provocará en nosotros el anhelo por cambiar, una inconformidad que nos inquietará hasta que seamos transformados en personas diligentes en todas las áreas de nuestra vida.
El arca de Dios representa la presencia misma del Señor. El pueblo de Israel la llevaba en sus batallas y donde quiera que iban el Señor les daba la victoria. Es de suponer que por esto David quería llevarla a su ciudad. De igual manera todo creyente quiere tener la presencia de Dios en su vida, en su casa, en su ministerio o en su iglesia. Pero sucede, que queremos adquirir lo valioso sin poner el esfuerzo necesario para obtenerlo. David con sus escogidos salió a buscar el arca y aunque deberían transportarla en los hombros de los sacerdotes e ir caminando a la ciudad, fue más fácil montarla en un carro nuevo halado por bueyes para transportarla con mas rapidez.